martes, 26 de abril de 2011

Los agentes del destino

¡Hola, gente!
Pues antes que otra cosa como bien saben, no me dedico al cine. Soy un simple individuo que frecuentemente va al cine y le gusta reflexionar sobre lo que ve. Sin embargo, estoy muy conciente que hay gente capaz y preparada para hacer este trabajo. Es por ello que el día de hoy quiero recomendarles el programa El cohete hacia el ojo de la luna, conducido por El Capitán. ¿Dónde escucharlo? A través de la señal de Radio B: http://www.radio-b.org. Sale los miércoles a las 16 horas así que no se lo pierdan.

Bueno, pasando a lo que nos truje, he de contarles que fui a ver Los Agentes del Destino, con el ya poco ponderado Matt Damon. ¿Qué les puedo decir?  Después de haber visto Invictus y El informante (donde, como dije en otra reseña, mis respetos por la cantidad de kilos que subió y luego perdió), esta película es realmente... pues, me quedé sin adjetivos para calificarla.

Esta semana un amigo actor me hizo reflexionar algo: La Cenicienta es una historia maravillosa, nadie puede negarlo, pero uno puede o no echarla a perder con la forma de contarla. Creo que esto fue lo que pasó con Los Agentes del Destino. En esta película, David Norris (Matt Damon) interpreta el papel de un escandaloso político que está por llegar al Senado de los Estados Unidos y de alguna forma, se cruza con Elise Sellas (Emily Blunt), una bailarina neoyorkina que no es por nada pero baila muy bien. El caso es que Norris se da cuenta que está inmerso en una realidad paralela en la que no es dueño de su propio destino (libre albedrío) sino que más bien, Dios, a través de unos agentes (que podríamos llamar ángeles), decide el camino de la gente para que evitar la desaparición de la humanidad, puesto que en otro momento de la vida, se nos fue dado el libre albedrío y nosotros produjimos guerras y destrucción.

El rollo hasta aquí va bien, lo malo de la película es que los ángeles son muy mal vestidos (puesto que copian el look de Hombres de negro) imperfectos, incompetentes, nada-poderosos y además, se teletransportan a través de puertas (si los ángeles son tan poderosos, bien podrían atravesar las paredes o aparecerse como el Arcangel Gabriel, ¿no?). Bueno, el caso es que estos angelitos son muy tontos y nunca logran detener a Norris que desea con todo su corazón estar con Elise.

Si quieren irse a pasar un mal rato al cine, han encontrado la película adecuada. Lo único bueno son los últimos 3 minutos de película en donde se descubre qué onda con la historia de estos dos enamorados. La verdad es que yo les recomiendo que se compren un Bagui con sus papas y su refresco y posteriormente, cuando la película haya comenzado, se dispongan a comer teniendo la película como música de fondo porque francamente está más mala que no se puede.

El final está dos dos y si lo que querían decir es que hay que luchar para conseguir lo que se quiere, con un Memo o un Post-it habría sido más que suficiente. Este dinero pudo haber sido donado para la causa en África o como para ponérselo de petardo en la próstata a algún político flojo.

Los dejo porque hasta la reseña me dio pereza. ¡Saludos!

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